¿Cuántas veces hemos escuchado la frase “te sale más barato comprar uno nuevo que mandarlo a reparar”?
Cuando adquirimos algún producto en su mayoría cuando son aparatos tecnológicos o electrónicos después de cierto tiempo de uso fallan por algún motivo, y al llevarlos a reparar muchas de las veces es alguna de las piezas las que está fallando, puede que el modelo de nuestro producto ya no esté en circulación por ser algo viejo, o sea muy nuevo y resulta casi imposible conseguir una refacción de la pieza dañada, o nos cuesta más caro el comprar la pieza, pagar un envió (si es que la pieza no se puede adquirir en nuestra región), más la mano de obra por la reparación y cuestionamos si realmente vale la pena hacer ese gasto o si es mejor comprar un producto nuevo.
¿o cuantas veces no hemos escuchado a nuestros padres o abuelos decir que antes los productos eran más duraderos y “buenos” que ahora?
Esto es la obsolescencia programada y da como resultado comprar, tirar, comprar. Esto es el motor secreto detrás de una sociedad consumista como la nuestra.
Nuestra sociedad de consumo se concentra en comprar cosas que no son necesarias, en comprar porque hay ofertas, en pedir créditos para adquirir productos que no son indispensables y después en tener problemas para pagarlos.
¿Pero qué pasaría si no fuéramos consumistas y las empresas no utilizaran la obsolescencia programada? La economía no creciera, un país no se desarrollaría y no crecería ya que un país gira en torno al comercio y si lo que consumiéramos fuera eterno y nunca se nos desgastara las empresas quebrarían, no habría circulación de dinero, un país estaría estancado.
Fue a partir de los años 20’ cuando los fabricantes se vieron en la necesidad de acortar el tiempo de vida de los productos para aumentar las ventas.
Entonces tendremos que preguntarnos ¿es viable una economía sin obsolescencia programada y sin su impacto en el medio ambiente?
El primer producto víctima de la obsolescencia programada fue el foco cuando en su creación podía durar hasta 2500 horas de funcionamiento, pero fue después cuando la gente ya no necesitaba focos debido a su larga duración y los productores de focos ya no tenían ventas, fue cuando un comité de los principales fabricadores acordaron fabricar focos más frágiles que solo duraran mil horas bajo normas para la producción de estos artículos.
La obsolescencia programada surgió al mismo tiempo de la producción en masa y la sociedad de consumo. Con la producción en masa los costos bajaron al igual que los precios de los productos, la gente compraba por diversión y la economía creció aceleradamente.
El verdadero problema aquí es ¿Qué pasa una vez que nosotros tiramos nuestros productos o nos deshacemos de productos obsoletos? Todos estos desechos llegan a países poco desarrollados o de tercer mundo y los dejan a la deriva contaminando principalmente suelo, a estos desechos no se les da un trato adecuado para procesarlos desecharlos de una manera que no generen contaminación. Existe un tratado para que los países de primer mundo no manden sus desechos a estos países, pero los mandan como productos de segundo uso, aunque estos este inservibles, así se deshacen de los productos obsoletos.
No basta con replantear los métodos de fabricación de los productos, es necesaria una revolución cultural para enseñarnos a ser consumidores responsables y ver por el planeta.
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